La tentación del fetichismo
Los criterios en los que se basan las reglas de comportamiento sexual normal son variables y cambian según la edad, el sexo físico, el rol social o el momento histórico. Desde este punto de vista nuestra sociedad ha establecido ciertas distinciones arbitrarias entre variación, anormalidad y perversión.
Se dice que un comportamiento sexual es anormal, cuando no es practicado comúnmente, además de señalarse como enfermizo o patológico. Mientras que la perversión sexual es considerada peligrosa para sí mismo o para la sociedad (el sadismo, el masoquismo, la pedofilia, la violación y, en menor grado, el exhibicionismo).
Por el contrario, el voyeurismo y el fetichismo, son generalmente poco o nada peligrosos, desde el punto de vista de la agresividad o de la amenaza, y podrían considerarse únicamente como parafilias. El fetichismo sería considerado grave si el que lo practica sólo es capaz de encontrar satisfacción, emocional y sexual, mediante una o unas determinadas prácticas fetichistas.
En cambio, sería leve si se utiliza el acto fetichista como introducción o variación a las prácticas sexuales. Pero como dijo Eysenck, en "Sexo y Personalidad", tanto los muy puritanos como los muy libertinos, cometen frecuentemente el mismo error. Llegan a creer que su comportamiento sexual es el mejor de los posibles, el único, el más satisfactorio y admisible.
Aquí tendríamos que aplicar la consabida regla; La libertad propia tiene sus límites en la de los demás. La mayoría de la gente ha oído hablar del fetiche de los pies, cada día hay más personas que dicen que "les va la piel", las boutiques de sexo de todo el mundo exponen prendas de ropa y otros artículos supuestamente excitantes...
Éstos, y algunos otros, son lo que se denominan fetiches. El término "fetiche" se usaba, originalmente, para denominar los objetos mágicos o religiosos encontrados en algunas culturas africanas o sudamericanas. El significado fue extendido, en 1888, por el doctor Alfred Binet para referirse a los objetos que pueden inducir un interés sexual intenso sobre una persona.
Se dice que un comportamiento sexual es anormal, cuando no es practicado comúnmente, además de señalarse como enfermizo o patológico. Mientras que la perversión sexual es considerada peligrosa para sí mismo o para la sociedad (el sadismo, el masoquismo, la pedofilia, la violación y, en menor grado, el exhibicionismo).
Por el contrario, el voyeurismo y el fetichismo, son generalmente poco o nada peligrosos, desde el punto de vista de la agresividad o de la amenaza, y podrían considerarse únicamente como parafilias. El fetichismo sería considerado grave si el que lo practica sólo es capaz de encontrar satisfacción, emocional y sexual, mediante una o unas determinadas prácticas fetichistas.
En cambio, sería leve si se utiliza el acto fetichista como introducción o variación a las prácticas sexuales. Pero como dijo Eysenck, en "Sexo y Personalidad", tanto los muy puritanos como los muy libertinos, cometen frecuentemente el mismo error. Llegan a creer que su comportamiento sexual es el mejor de los posibles, el único, el más satisfactorio y admisible.
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